¿Utilizas la cantidad adecuada de protector solar? Descubre si estás o no protegido.

Te invito a que vayas a buscar tu protector solar y leas el apartado «modo de empleo». Con toda certeza vas a encontrarte algo como esto: “aplicar de forma abundante»/»aplicar generosamente». Pero, ¿qué significa generosamente?: ¿una pulsación del dosificador? ¿tres segundos con el spray apuntando hacia el brazo?

La textura de los protectores solares no es precisamente la más ligera de entre todos los cosméticos. Suele ser algo grasienta y en algunos casos deja una capa blanca nada estética. Parece que lo de aplicarla de forma abundante resulta poco apetecible, así que tendemos a utilizar la mínima cantidad posible para sentir que vamos protegidos sin llegar a sentirnos pringosos. Aquí es donde viene el problema.

Cuando se realizan los estudios de medición del factor de protección solar o SPF (que luego aparece indicado en el envase de cada producto), se aplican exactamente 2mg/cm2. ¿Qué suede si utilizas una cantidad inferior a esta? Presta atención porque lo que voy a contarte es realmente importante.

La mayoría de los estudios indican que existe una relación lineal entre la cantidad aplicada y la protección que nos ofrece un fotoprotector. Esto se traduce en que si aplicamos la mitad de la cantidad recomendada, obtenemos la mitad del SPF indicado en el envase. Es decir, aunque tu protector solar indique SPF 50 puede que cada día estés exponiéndote al sol con una protección SPF 25 (o menos). Chocante, ¿verdad?. Parece entonces que lo importante es ahora descubrir en qué se traducen esos 2mg/cm2 tan importantes.

Centrémonos por ejemplo en la cara, la parte de nuestro cuerpo que resulta más difícil cubrir para evitar la exposición solar. Está claro que no es nada sencillo calcular la superficie de nuestro rostro para saber la cantidad de producto a aplicar. Para conseguir el SPF que indica en tu protector solar deberías aplicar 2mg/cm2 lo que se traduce aproximadamente en unos 1,25ml (considerando el tamaño medio del rostro de la población). Quizás ahora nos resulta algo más fácil imaginarnos la cantidad, pero para hacerlo aún más visual utilizaré algo que la mayoría tenemos en casa, como son las cucharas medidoras.

Esa cantidad equivale a 1/4 de lo que en cocina se denomina cucharadita (tsp) y que puedes ver en estas fotos:

¿Parece insignificante verdad? Pues te invito a que cojas de nuevo tu protector solar, rellenes la cuchara medidora de 1,25ml y pruebes a aplicarte en el rostro ese volumen. Con toda seguridad puedo decir que te va a resultar dificilísimo ponerte la totalidad en el rostro. No te sientas mal, los estudios indican que la mayoría de la población tampoco aplica la cantidad suficiente de producto, lo cual es un problema a tener en cuenta.

Ante esta situación se han empezado a lanzar campañas con recomendaciones más especificas para que todos podamos comprender las cantidades que debemos utilizar y por fin podamos entender a qué se refieren términos como: “generosamente” o “abundantemente”.

De esta forma, las cantidades a aplicar para cada una de las partes del cuerpo serían:

  • Brazos: 1 cucharadita (5ml) en cada uno.
  • Piernas: 1 cucharadita (5ml) en cada una.
  • Torso y espalda: 1 cucharadita (5ml) en cada uno.
  • Cara y cuello: media cucharadita en total (2,5ml). A ampliar si necesitas utilizar en la zona del cuero cabelludo.

Para proteger de la exposición solar a un adulto de tamaño medio necesitaríamos un volumen de unos 30ml-35ml o sea, un poco más de dos cucharadas soperas (Tbsp).

A parte de las cucharas medidoras, es probable que hayas oido una forma más rápida de calcular la cantidad de fotoprotector: aplicar en cada zona la crema que entra en los dedos índice y corazón. Esta regla también funciona siempre y cuando no pongas en tus dedos dos líneas de crema muy delgadas. Intenta siempre conseguir la cantidad de crema equivalente a la cucharita amarilla de la foto superior.

Si consideramos otro formato como es el de los protectores solares en stick, para conseguir la protección adecuada deberíamos pasar la barrita unas 7-8 veces por cada zona. La cosa se complica con los formatos en spray ya que para alcanzar el SPF que indica el envase deberíamos aplicar 10-12 pulsaciones en cada zona o mantener el pulverizador pulsado unos 10 segundos.

Definitivamente las cantidades recomendadas están muy por encima de lo que la mayoría de la población está acostumbrada a utilizar: si nos encontramos en la playa o la piscina y necesitamos cubrir toda la superficie corporal, en cada aplicación deberíamos utilizar un envase de 30ml. Si tenemos en cuenta que un formato habitual es el de 250ml, el bote de crema solar debería durarnos poco más de una semana (eso sin tener en cuenta que debemos replicar cada cierto tiempo).

Sé lo que estás pensado. Comprar un protector solar de forma tan frecuente parece algo inusual. Estamos acostumbrados a incluir en nuestra cesta de la compra detergente o mascarilla para el cabello cada vez que se nos agota en casa y sin embargo somos capaces de encontrar en el bolso de playa la crema solar del año pasado. No te culpo, tengo la sensación de que nos han explicado la importancia de protegerse del sol pero la cosa no ha ido mucho más allá. Si te interesa saber algo más del tema te invito a que leas el post: «Introducción a la protección solar: todo lo que deberías saber de las cremas solares (y quizás desconozcas)».

Es hora de asumir con seriedad la importancia de protegerse de la radiación UVA/UVB no solo por estética (la sobreexposición al sol es la causa principal del envejecimiento prematuro de la piel) sino por una cuestión aún más importante: nuestra salud.

Aquí te dejo algunos consejos que pueden ayudarte a incluir la protección solar en tu día a día:

  • Debes concebir el gasto en protectores solares como un ahorro para el futuro: si retrasas la aparición de arrugas o manchas, estarás ahorrando años de desembolso en cosméticos para corregir los daños que el sol ha provocado en tu piel.
  • Elige un fotoprotecor con un SPF alto: no es excusa para no aplicar la cantidad adecuada, pero si por alguna razón utilizas menos producto del recomendado, al menos todavía tendrás cierta protección.
  • Si tienes un presupuesto ajustado, escoge un producto para el rostro y otro para el cuerpo. La cara es la parte de nuestra anatomía que necesitas proteger todo el año debido a que está contínuamente expuesta. Además es donde más difícil nos va a resultar soportar una textura pesada o blanquecina. Para que te resulte más sencillo aplicar la cantidad adecuada, invierte en un fotoprotecor con una textura agradable y si necesitas ahorrar, utiliza para el resto del cuerpo un producto más económico (por tener una textura menos ligera, no por tener peor composición en cuanto a filtros solares).
  • Recuerda: las cremas no son la única forma de protegerte. Utiliza gorras para pasear, sombreros amplios, gafas y camisetas para tí o para los niños en el mar…

Espero haberte ayudado con este post a visualizar mejor el volumen adecuado de producto que debes utilizar y a entender la importancia de usar esa cantidad concreta para estar realmente protegido. Evitar la exposición solar no es solo una cuestión de belleza sino de salud, por eso los protectores no solo te ayudan a lucir una piel más joven sino a que puedas disfrutarla por muchos años.

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