Todos conocemos de sobra los beneficios de practicar deporte o realizar cualquier tipo de actividad física. Por pequeño que sea el esfuerzo, mejoramos nuestro estado físico y de ánimo, prevenimos enfermedades, reducimos los niveles de estrés y aumentamos la autoestima. Incluso nuestro descanso y relaciones sociales se benefician.
Entonces, ¿por qué no hacemos ejercicio de forma regular?
Adquirir un hábito saludable supone cierto nivel de compromiso por nuestra parte y el mayor enemigo a batir son las excusas. El primer paso para conseguirlo es analizar las razones que esgrimimos para no hacer ejercicio e intentar desmontarlas.
¿Cuáles son los principales argumentos para llevar una vida sedentaria? ¿Tienen solución? Veámoslo.
«Estoy muy ocupado y no tengo tiempo»
Es la principal excusa que alude todo aquel que lleva una vida sedentaria. Pero, ¿quién ha dicho que debas realizar un entrenamiento diario de 1 hora? Incluso la persona más ocupada es capaz de sacar unos minutos a la semana para moverse.
La mayoría de la gente no trabaja los fines de semana ni tiene que levantarse a una hora determinada, por lo que son días idóneos para encajar algo de ejercicio. ¿De verdad vas a estar agotado todo el día si te levantas un sábado 20 minutos antes? Sabes de sobra que no.
Probablemente durante el fin de semana debas realizar la compra para el resto de la semana, cocinar, organizar un poco la casa…De nuevo excusas. ¿Verdad que en tu ajetreada jornada siempre hay tiempo para ver una película después de comer o un par de capítulos de tu serie favorita por la noche? Por no hablar del tiempo que pasamos echando un vistazo a las redes sociales con la tablet o el móvil.
Durante la semana también podemos encontrar unos minutos para realizar actividad física. Si tienes hijos y realizan alguna actividad extra-escolar, ¿por qué no esperar a que acaben dando un paseo en vez de sentados en el coche o la cafetería? Es sólo un sencillo ejemplo para demostrarte que si quieres, puedes.
Todo trata de priorizar y decidir si de verdad deseas que el ejercicio forme parte de tu vida. Un dos o tres sesiones de 10-15 minutos repartidas durante la semana pueden ser muy efectivas. Analiza tus días y descubre donde puedes encajarlas.
«Estoy muy cansado»
Directamente relacionada con la anterior. ¿Cómo se le ocurre a alguien pedirte que te muevas si siempre estás agotado? Pues bien, para eso tampoco hay excusa. Puede parecer contradictorio, pero la actividad física es un potente estimulante que aumenta tus niveles de energía física y mental.
Es cierto que las primeras veces puede costar ponerte en marcha, pero una vez que te acostumbras a llevar una vida más activa, vas a notar cómo te cansas menos de tu actividad diaria y cómo tu cuerpo te pide esos minutos de ejercicio para sentirte fresco y alerta.
Es importante que te convenzas de que la falta de tiempo o el cansancio son solo excusas que te alejan de una vida más sana. Las personas que van al gimnasio o salen a caminar también tienen al igual que tú trabajo, familia y muchas cosas que hacer a lo largo del día. Simplemente han decidido organizarse para incorporar el ejercicio en su vida como algo natural, como el tiempo que te tomas para desayunar, ducharte o ver tu programa favorito
«No puedo permitirme un gimnasio»
Esta excusa sólo es válida si para tus rutinas necesitas costosas máquinas que sólo están disponibles en el gimnasio o realizas una actividad guiada, cosa que puede suceder cuando llevas tiempo practicando deporte, no cuando vas a empezar.
Para llevar una vida activa no es imprescindible acudir al gimnasio. Hay decenas de actividades que puedes realizar tanto en casa como en el exterior sin tener que pagar ni un euro. Por ejemplo: para hacer flexiones o sentadillas sólo necesitas tu propio cuerpo. Ni qué decir tiene que correr o pasear por la playa y el campo son también gratis.
En caso que quieras llevar tus entrenamientos un poco más allá, hoy en día no hay problema para encontrar una barra de dominadas o un kit de mancuernas para utilizar en casa por muy poco dinero. Aprovecha fechas especiales (un cumpleaños, u aniversario o reyes) para pedir que te regalen el material que necesites. En muy poco tiempo tendrás todo lo necesario para realizar un entrenamiento muy completo en casa.
«Hacer deporte es difícil y doloroso. Además no tengo coordinación»
Identificar la idea de vida activa con entrenamientos complicados y dolorosos está anticuado y sólo constituye una excusa más. No es necesario que te empujes a realizar una clase de zumba o de spinning si no es lo tuyo y no vas a disfrutar. Aunque las personas que llevan tiempo realizando deporte pueden optar por actividades más intensas, tú conoces tus propios límites, lo que te gusta y lo que eres capaz de hacer o no.
Llevar una vida activa no quiere decir que tengas que prepararte para participar en la próxima maratón nacional. Subir por las escaleras en vez de en ascensor también beneficia tu forma física, al igual que lo hace caminar hasta el supermercado o a tomarte un café, en vez de ir en el coche. Son actividades para las que no necesitas ningún tipo de ritmo ni coordinación adicional y no son dolorosas.
«Soy demasiado mayor o no estoy en buena forma física»
Nunca es demasiado tarde para empezar a incorporar una rutina de ejercicio y llevar una vida más sana. Caminar es una de las actividades más naturales, saludables y efectivas que hay. A no ser que padezcas algún problema de movilidad, nunca se es demasiado mayor para dar unos pasos. De hecho es una de las actividades más recomendadas por los profesionales de la salud cuando se tiene cierta edad, por lo que de nuevo no hay excusa que valga.
Si te sobran unos kilos y no estás en buena forma física, razón de más para que comiences poco a poco a moverte y a mejorar tu alimentación. ¿No es justo mejorar tu estado físico lo que buscamos? Entonces esto no debería ser la excusa para no hacer ejercicio, sino justo la razón para hacerlo.
Céntrate en actividades sencillas que puedas hacer incluso en casa: sube escaleras o levántate y camina mientras duran las pausas publicitarias en televisión. Si te cuesta hacer las tareas domésticas ya tienes una motivación adicional para realizarlas: ¿Sabías que cada media hora de limpieza en casa se queman más de 100 calorías?
«Odio hacer deporte»
Hay algunas actividades diarias que llevamos a cabo a pesar de que no nos apasionan. Hemos asumido que son necesarias y las hacemos sin darle más vueltas, como planchar, un clásico que siempre ocupa los últimos puestos de las actividades favoritas.
El ejercicio te proporciona belleza, salud y bienestar físico y emocional. Entonces, ¿por qué te cuesta tanto practicarlo?
Puede que los deportes tradicionales no sean de tu agrado o te aburran, así que céntrate en actividades que disfrutes. Todo ayuda, desde bailar hasta salir a dar un paseo largo con tu perro. Escucha tu grupo favorito mientras caminas en vez de estar tumbado en tu cama, o recorre con un amigo las tiendas del centro de la ciudad viendo escaparates. ¡Cualquier excusa es buena para moverse!
Como ves las razones para no llevar una vida activa son variadas, pero prácticamente en todos los casos son barreras mentales que nos dificultan abandonar la vida sedentaria a la que nos hemos acostumbrado.
Es probable que te identifiques con alguna de ellas, pero no caigas en el error de pensar que tu situación es excepcional. No estás sólo y todos hemos empezado por superarlas para llevar una vida más sana. La persona que te cruzas por la calle corriendo probablemente tenga una vida igual de ajetreada que la tuya y desde luego no empezó corriendo kilómetros, sino desde cero.
Cualquiera que sea tu edad o forma física, hay muchas cosas que puedes hacer para que el ejercicio sea menos intimidante, más divertido e instintivo.
No se trata de todo o nada, de pasar de estar horas sentado en el sofá a machacarse en un gimnasio. Adapta tus expectativas y se paciente y comprensivo contigo mismo. Elige actividades sencillas que te motiven. Siempre es mejor 10 minutos de actividad que ninguno. Poco a poco tu cuerpo y tu mente te irán pidiendo más y te irás encontrando en mejor forma física. No dejes que un puñado de excusas te impidan verte y sentirte mejor.