¿Funcionan realmente las apps de entrenamiento?

Los horarios laborales con jornada partida, las obligaciones familiares o la economía son algunas de las excusas más frecuentes que utilizamos para evitar acudir al gimnasio. Esto, junto con una vida cada vez más sedentaria, el auge del entretenimiento en casa (Netflix, juegos en línea…) y hábitos alimenticios poco saludables, hacen que  cada vez sea más difícil mantenernos en forma. 

Estaba claro que las empresas de desarrollo tecnológico no iban a dejar pasar por alto esta oportunidad y casi cada día nos encontramos una nueva aplicación que promete hacer de nosotros el próximo dios o diosa griegos. Pero, ¿realmente funcionan o es la forma clásica de clases guiadas en el gimnasio la única realmente útil?.

La revista médica «Journal of Medical Internet Research» incluyó un estudio en una de sus publicaciones donde habiendo sometido a estudio a 726 participantes, el 75% de los que usaban aplicaciones de entrenamiento resultaban ser más activos que aquellos que no las usaban. Aquellos que no utilizaban ninguna app de entrenamiento encontraban más difícil superar la falta de motivación para empezar un entrenamiento. 

¿Entonces son estas aplicaciones la clave para cambiar nuestra conducta en relación al ejercicio? La respuesta aunque parezca evidente no es tan sencilla. Es cierto que para aquellas personas que ya tienen una rutina de ejercicio, estas apps constituyen un elemento de refuerzo positivo. Sin embargo no está tan claro que sean capaces de introducir dicha rutina en las personas que por lo general no realizan actividad física. 

Para producir modificaciones de conducta es necesario que las aplicaciones incluyan no sólo factores de motivación sino educacionales. Los desarrolladores tienen la necesidad de diseñar y poner rápidamente en el mercado aplicaciones sencillas y baratas que satisfagan la demanda en auge. Esto hace que en la mayoría de los casos no se haga un esfuerzo por incorporar técnicas de modificación del comportamiento que mejorarían la experiencia del usuario y por ende los resultados conseguidos. Las aplicaciones deberían ser altamente personalizables, permitiendo a los usuarios establecer objetivos y monitorizar sus resultados. 

Para comprobar si esto es así, he descargado diversas aplicaciones de entrenamiento. En vista de lo que me he encontrado en alguna de ellas, no me extraña que no consigan establecer una relación a largo plazo con el usuario:

Para empezar, en muchas de ellas el entrenador personal es un muñeco. Cualquier desarrollador de una aplicación de entrenamiento debería entender que no es para nada motivante seguir a un muñeco haciendo ejercicios. Todos agradecemos comprobar que una persona de carne y hueso está realizando el ejercicio que la app nos pide que hagamos nosotros. Resulta más fácil observar la posición de su cuerpo y ver que físicamente es posible hacerlo bien.

silueta entrenando

Hay aplicaciones de entrenamiento que son simplemente aburridas. El primer día el entrenamiento consiste en realizar 2×10 sentadillas, 2×10 zancadas al frente y 2×10 zancadas laterales. El segundo día abres la app y…hoy tocan los mismos ejercicios pero en vez de hacer dos series de 10, hoy haces series de 12. Seguro que para el tercer día la aplicación te tiene guardada una sorpresa y vas a trabajar otro grupo muscular. Pues no, mismos ejercicios con la novedad de que hoy tocan 14 sentadillas, 14 zancadas al frente y 14 zancadas laterales ¡¡¡¡????!!!!

Muchas no son nada flexibles ni configurables. La aplicación no tiene en cuenta tu disponibilidad de tiempo ni de material o no te permite elegir el grupo muscular que quieres entrenar. Ni si quiera te informa de si sería bueno descansar alguna jornada después de varias sesiones seguidas trabajando los mismos músculos. La sesión 5 (al igual que la 4 la 3, la 2 y la 1) dura 35 minutos y no hay más que hablar. ¿Y si no estás en casa? No parece nada fácil meter la pesa rusa en la maleta…Pues de nuevo a tu aplicación se la trae sin cuidado. La sesión de hoy se hace con pesa rusa y mancuernas, así que si quieres hacer algo ya puedes irte buscando la vida.

En vista de que en el mercado de las aplicaciones de fitness hay de todo (y mucho malo), debemos tener una cosa clara. No debemos sentirnos culpables si empezamos la semana realmente motivados y a la semana 2 el propósito de llevar una vida activa se ha convertido en todo un despropósito. Debemos ser conscientes de que en muchas ocasiones:

no soy yo quien falla a la aplicación, es la aplicación la que me falla a mí.

Hacemos deporte por diversos motivos: perdida de peso, mejorar la forma física…pero estos objetivos no se alcanzan de un día para otro sino a medio plazo. Hasta que establecemos una rutina y empezamos a notar resultados visibles, la principal razón por la que hacemos ejercicio es porque nos hace sentirnos bien. Que levante la mano quien no se sienta orgulloso y pletórico después de entrenar.

Si una aplicación en vez de divertirme y motivarme me aburre y me hace sentirme culpable, entonces no es una buena aplicación.

¿Debería entonces hacer un esfuerzo, volver al gimnasio y abandonar todo intento de entrenar por mi cuenta? La respuesta está en ti mismo: si eres una de esas personas que se levanta cuando su reloj se lo dice, si te gusta compartir con tus amigos el progreso semanal o si la aplicación te sirve como fuente de inspiración para tus rutinas, entonces la respuesta es que sigas apoyándote en la tecnología. Si eres una de esas personas que cree que la app va a retrasar el progreso conseguido en el gimnasio y te motiva el contacto personal con el entrenador u otros deportistas, entonces no deberías ni acercarte al móvil.

La tercera opción es la de los que como hablábamos anteriormente, lo han intentado pero han «fracasado». Como hemos visto no siempre el fallo está en nosotros. Tal y como hay buenas y malas opciones en todos los campos de la vida, el mundo virtual no iba a ser menos y sólo hay que darnos un poco de tiempo para encontrar aquella opción que realmente nos motive.

Quizás sería bueno que nos paráramos a analizar nuestras necesidades y preferencias y en base a eso busquemos la aplicación que mejor se adapte a ellas. La motivación es algo realmente personal y puede venir de la mano de la app de un famoso entrenador personal, de una aplicación con entrenamientos realmente exigentes que me hacen superarme, o justo lo contrario, aquella que ofrece gran variedad de entrenamientos cortos y sencillos que se adaptan perfectamente a mi día a día.

Y tú, ¿utilizas la tecnología para motivarte y seguir tu progreso o prefieres un entrenador personal que te guíe en el gimnasio?

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