Es probable que si acostumbras a maquillarte a diario tengas un método favorito que te ayuda a difuminar tu base de maquillaje de la forma más rápida o te permita conseguir un acabado con el que te sientas más a gusto. Sin embargo, parece interesante y útil saber si se trata todo de preferencias personales o existe algún método que presente ventajas frente a otro. Veamos:
Aplicación con esponja
Es la herramienta que consigue el acabado más natural para tu base. Consigue que incluso los productos de textura más gruesa y cobertura total, queden perfectamente difuminados. La esponja consigue una aplicación del producto que al asentarse imita la textura natural de la piel, dejando un acabado más jugoso.
Además de la parte redondeada y amplia, el diseño suele incluir una parte angulada más pequeña para acceder a las esquinas más difíciles, como las que rodean a la zona inferior de la nariz o la que está cerca del lagrimal. Las esponjas, incluida la famosa «Beauty Blender« suelen ser más baratas que un cepillo de aplicación de base de gama media. Si tenemos en cuenta que con la misma esponja podemos aplicar base, concealer, colorete o iluminador en crema, parece una opción más económica que una brocha para cada uno de estos productos en polvo.
Sin embargo no todo son puntos a favor ya que las esponjas consumen más producto y pueden hacer que tu base se agote antes. Además debido a que se humedecen para su uso y absorben maquillaje, necesitan un mantenimiento constante para no acumular bacterias.
Aplicación con brocha
La brocha permite una aplicación más precisa del producto que con la esponja o los dedos (ej. iluminador en el arco de cupido). En cuanto a la base, si buscas una mayor cobertura en vez de un efecto natural, la brocha consigue que el acabado quede más compactado.
Al no absorber tanto producto es necesario tener más cuidado a la hora de aplicarlo, por eso recuerda no poner de golpe mucha cantidad en tu rostro.
Si tienes prisa, la brocha es la opción más rápida a la hora de aplicar tu base.
Sin embargo al contrario de lo que puedas pensar, las brochas necesitan también mantenimiento, por lo que no olvides limpiarlas correctamente.
Las brochas por lo general son la opción más cara de las tres. Aunque existen opciones económicas que realizan muy bien el trabajo, hay que tener cuidado con no adquirir una brocha que pierda pelo en nuestro rostro al aplicar la base o al lavarla. Algunas además dejan señal por donde han pasado los pelitos, al difuminar el producto en nuestra piel.
Aplicación con los dedos
Es la opción más económica y que menos espacio ocupa. Si viajas y eres experta en difuminar los productos con tus manos, eres una afortunada.
Hablando de economizar, ésta es la opción que menos base derrocha al no haber absorción de producto como sucede con las anteriores opciones.
Es probable que hayas visto a muchos maquilladores difuminar coloretes en crema e incluso aplicar sombras con los dedos. Algunos coinciden en que el calor que aportan los dedos al producto ayuda a que éste se «funda» y por tanto se difumine mejor.
Al contrario de lo que sucede con las brochas y las esponjas, usar tus dedos como herramienta para difuminar los productos no precisa de ningún mantenimiento salvo la higiene de manos, que debería formar parte de tus hábitos de forma natural.
Y ahí es donde viene uno de los inconvenientes, y es que con tus dedos puedes añadir grasa adicional a tu piel y bacterias si es que no has lavado tus manos antes de maquillarte.
Desde el punto de vista técnico, los dedos tienen menor precisión y capacidad de difuminado que las brochas o la esponja, por lo que existe una mayor probabilidad de dejar zonas parcheadas en el rostro.
Y tú, ¿utilizas siempre el mismo método para aplicar tu base u otros productos o te gusta experimentar para ver con cuál te gusta más el resultado final?