Cuando analizamos las características del aloe vera hace algunas semanas, vimos cómo se trataba de un ingrediente que provocaba buenas sensaciones en todo el mundo. No se puede decir lo mismo de todas las sustancias que nos encontramos en cosmética. Sin embargo, hoy te traigo otro de esos productos que gozan de buena reputación entre la inmensa mayoría: el aceite de rosa mosqueta.
Es difícil encontrar a alguien que no haya recurrido a él, aunque solo sea de forma ocasional. Por eso, si te interesa conocer a fondo cuales son sus propiedades y lo que de verdad puede hacer por tu piel, te invito a que sigas leyendo esta entrada.
Este popular aceite se extrae del fruto rojo o escaramujo de un tipo de rosa silvestre que puede encontrarse en algunas zonas de Europa, Chile, noroeste de África y Asia Central. Aunque de forma general utilizamos el término rosa mosqueta para referirnos a él, para su extracción se suele recurrir a dos tipos de rosas: la rosa rubiginosa (también conocida como mosqueta o eglateria), o la más común: la rosa canina.
Dentro de los aceites vegetales, el de rosa mosqueta es uno de los que más destacan. La razón: es rico en antioxidantes, posee un mayor porcentaje de ácidos grasos esenciales poliinsaturados que otros aceites y además incluye un poderoso ingrediente: la tretinoína. Gracias a esta composición, un buen serum de rosa mosqueta es un gran aliado para combatir diversos problemas que afectan a la piel, desde la pérdida de hidratación hasta su envejecimiento.
El aceite de rosa mosqueta posee un alto contenido en de ácidos grasos esenciales: linoleico, linolénico y oleico (omegas 6, 3 y 9), de ahí que sea tan nutritivo e hidratante.
De entre los tres, me gustaría destacar el ácido linoleico: el ácido graso más importante en nuestra epidermis. Juega un papel fundamental en el estado y funcionamiento del estrato córneo, la capa más externa de nuestra epidermis, y por tanto en la barrera natural de protección de la piel. Cuando esta barrera se encuentra en buen estado, no solo impide que los agentes externos irritantes penetren en nuestra piel, sino que también evita que el agua se evapore.
El aceite de rosa mosqueta puede por eso utilizarse para mejorar la hidratación de forma general, y si tienes la piel muy seca, puedes utilizarlo después de tu crema hidratante como un extra.
Ya que contiene una mayor proporción de ácido linoleico que otros aceites vegetales, se considera un buen aliado para combatir el acné. Las pieles con tendencia a desarrollar acné poseen menores niveles de ácido linoleico que las pieles normales. Además los estudios demuestran que su aplicación reduce el tamaño de los micro-comedones (poros obstruidos), por eso parece buena idea utilizarlo como complemento (no como sustitutivo) a los tratamientos anti acné.
El aceite de rosa mosqueta es además capaz de mejorar la hiperpigmentación de la piel, es decir, esas manchitas que aparecen a causa del sol. ¿Cómo lo consigue? De nuevo gracias el contenido en ácido linoléico y a la novedosa presencia de tretinoína (ácido transretinoico) o lo que es lo mismo, la forma activa de la vitamina A.
Como vimos en la entrada «Retinol: ¿Qué es y qué beneficios aporta a nuestra piel?», los retinoides son considerados los reyes del anti envejecimiento ya que son capaces de reducir la apariencia de las arrugas, aumentar la firmeza de la piel y mejorar su textura, reducir la hiperpigmentación del rostro o iluminarlo.
La tretinoína es capaz de ayudar en el proceso regenerativo de los tejidos, de ahí que en muchas ocasiones se utilice el aceite de rosa mosqueta para minimizar el impacto de quemaduras y cicatrices.
Por si fuera poco, el ácido transretinoico ayuda además a tratar el acné ya que consigue que los poros produzcan menos sebo y evita que las células muertas de la piel los congestionen, otra de las razones que hacen del aceite de rosa mosqueta un aliado contra este problema.
Además de la vitamina A, el aceite de rosa mosqueta contiene otros antioxidantes como las vitaminas C y E para ayudarte a combatir el envejecimiento prematuro de la piel.
Por si no lo sabías, el método de extracción del aceite y su posterior conservación van a marcar mucho su efectividad. Por un lado, está demostrado que el contenido en activos (ej. tretinoína) depende mucho de la forma de extracción. Elige métodos como el CO2 o el prensado en frio (suele venir indicado). Respecto al envase, opta por frascos que minimicen la exposición a la luz o el aire y no lo dejes en un lugar sometido a altas temperaturas para garantizar que los ingrediente no se degradan.
Después de haber leído este post es probable que te alegres aun más de tener ese frasco de aceite de rosa mosqueta en casa, o que entiendas por qué tanta gente lo recomienda. Se trata de un cosmético natural hidratante, que te ayuda a luchar contra el acné o las manchas en la piel, y que no solo atenúa los signos del envejecimiento, sino que ayuda a prevenir su aparición.
Aquí tienes dos ejemplos de aceites obtenidos con distintos métodos de extracción: el de “The Ordinary” una opción económica por prensado en frio, y el de “PAI», obtenido mediante CO2, uno de los más populares del mercado en este momento.
-The Ordinary Aceite de semilla de rosa mosqueta 100% orgánica prensada en frío (9.99€) disponible en Sephora, Douglas, Lookfantastic o BeautyBay.
-PAI Aceite Bioregenerador Orgánico Rosehip BioRegenerate (27.45€) disponible en Sephora o Lookfantastic.