Guía para descubrir cuál es tu tipo de piel

Conocer cuál es tu tipo de piel es fundamental para poder elegir cuales los mejores ingredientes y productos cosméticos que te ayudarán a conseguir una piel de ensueño.

Por lo general se tiende a distinguir entre cuatro tipos de piel: grasa, seca, mixta o sensible. Podemos añadir una quinta categoría si contamos con la piel normal, aquella que no presenta en principio problemas. Está claro que esta distinción se queda bastante corta a la hora de describir un tipo de piel, ya que no hace referencia a otros problemas (ej: si la piel está dañada por el sol o deshidratada) ni al nivel de intensidad de los mismos (piel muy grasa o muy seca). Cuanto mejor conozcamos nuestra piel, más fácil nos será elegir las texturas e ingredientes adecuados para tratar de forma específica cada problema.

El uso de productos inadecuados puede alterar el estado natural de nuestra piel: una crema que en principio puede parecer inofensiva puede ser la causante de un brote de acné que en principio no tendría por qué aparecer o justo lo contrario, puede que después de introducir un nuevo ingrediente en tu rutina notes que tu piel empieza a descamarse cuando no tendría por qué. Por eso, para detectar mejor cuál es nuestro tipo de piel es necesario que eliminemos productos que puedan estar modificando su estado natural, tales como limpiadores que dejan la piel muy seca, exfoliantes abrasivos o aquellos productos que que contengan fragancias, alcohol desnaturalizado u otros ingredientes poco amigables.

A partir de ahí, una buena forma para reconocer nuestro tipo de piel sería lavarnos la cara con un limpiador muy suave. Si al cabo de una o dos horas nuestra piel esta tirante, es más que probable que tengamos la piel seca. Si nuestra cara presenta brillos distribuidos por todo el rostro entonces estamos ante una piel grasa. Si la grasa aparece sólo en determinadas zonas como nariz y frente, entonces hablamos de piel mixta.

Respecto a la piel sensible, ésta puede presentarse en forma de rojeces o irritación, sin embargo debido al impacto de todos los factores externos a que nuestra piel está sometida, podemos casi considerar que todo el mundo necesita asumir que su piel tiene cierto grado de sensibilidad y por tanto elegir tratamientos lo más suaves posible.

Veamos algunas de las características de estos cuatro tipos:

1-. Piel grasa: Presenta un aspecto brillante, poros dilatados y acné. Las personas con piel grasa suelen tener menos arrugas que aquellas con piel seca. Se recomienda usar productos con texturas ligeras: líquidos o geles que ayuden a controlar la producción de sebo y exfoliantes como el ácido salicílico que descongestionen los poros. Recuerda que aunque tu piel sea grasa debes mantener la hidratación pero sin añadir una dosis extra de aceite a tu piel. Escoge para ello productos sin aceite (oil free).

2-. Piel seca: Las personas con piel seca sienten una gran tirantez e incomodidad cada vez que se lavan la cara. La piel está apagada, en ocasiones pica y las arrugas aparecen con mayor facilidad que en aquellas que «disfrutan» de una piel grasa. Algunas personas sufren además descamación. Si este es tu caso debes elegir los productos con textura más densa como cremas y lociones ricas e intensas. La hidratación es en este caso el mejor aliado. Usa ácido hialurónico para atraer la humedad a la piel y productos que te ayuden a reparar la barrera natural de protección de la piel. El ácido glicólico es la mejor opción para exfoliar una piel seca.

3-.Piel mixta: Las glándulas sebáceas de tu rostro no se ponen de acuerdo y mientras en las mejillas notas la piel seca y tirante, la nariz, barbilla y frente presentan hiper producción de sebo. Este caso es el que requiere mayor paciencia ya que no hay una solución única y tu piel precisa el uso de distintos tipos de texturas e ingredientes dependiendo del área a tratar. Para las zonas más secas utiliza productos más emolientes y deja para la «zona T» los productos más ligeros y seborreguladores.

4-. Piel sensible: Aunque dijimos en principio que podemos suponer que en mayor o menor grado todos tenemos una piel sensible, el estado natural de la piel de algunas personas es el de «cabreo permanente con el mundo». La piel pica, se enrojece y se irrita al mínimo contacto con cualquier sustancia. Tu piel necesita ingredientes muy suaves que le ayuden a fortalecer su barrera natural de protección. Evita totalmente los productos con fragancia y los exfoliantes abrasivos. Una buena opción para exfoliar tu piel es el ácido salicílico. Además debes buscar ingredientes lo más idénticos posibles con los ingredientes naturales de nuestra piel como las ceramidas y los ácidos grasos esenciales.

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